Durante una jornada cultural en el Congreso del Estado, Libí García, presidenta del Club Doradas Culiacán, compartió la experiencia de su colectivo que promueve el bordado como una forma de expresión artística, resistencia social y acompañamiento emocional. Destacó la colaboración con Anabel Guerrero, vicepresidenta del grupo Gama, gracias a quien se concretó esta iniciativa conjunta.
García explicó que el bordado, antes visto como una actividad femenina doméstica, se ha transformado en un espacio abierto a todas las personas. Señaló que actualmente participan hombres, jóvenes y niños que encuentran en esta práctica un medio de tranquilidad, creatividad y reflexión, rompiendo estereotipos de género y construyendo comunidad.
El colectivo aborda temas sensibles como la maternidad, la pérdida y el cáncer de mama, iniciando cada sesión con un conversatorio que permite compartir emociones antes de plasmarlas en tela. La actividad —dijo— funciona como una forma de terapia colectiva, donde cada puntada representa una historia y una manera de sanar.
Las integrantes y miembros del grupo han llevado sus talleres a distintos municipios del estado, como San Ignacio, El Fuerte, Mocorito y Mazatlán, además de colaborar con colectivos de madres buscadoras. “Cada puntada es un abrazo al corazón”, expresó García, al invitar a más personas a sumarse a esta labor que combina arte, empatía y memoria.