El asesinato del agente ministerial a las afueras del Congreso del Estado fue calificado por el defensor de derechos humanos, Óscar Loza Ochoa, como un acto que cruza una línea al ofender a las instituciones y a la sociedad, señalando que este crimen, ocurrido en un lugar simbólico, refleja un desafío directo a la autoridad y busca imponer el miedo como estrategia de control, afectando gravemente la percepción de seguridad.
Loza Ochoa señaló que, a pesar de ser una zona transitada, la respuesta de las autoridades tardó más de 25 minutos, evidenciando deficiencias en los protocolos de seguridad, recalcando la importancia de reforzar la vigilancia en edificios públicos y la necesidad de implementar estrategias de inteligencia que permitan prevenir este tipo de actos violentos.
El defensor destacó que la violencia persistente entre grupos delictivos demuestra un clima de impunidad, asegurando que este tipo de crímenes, no solo vulneran la seguridad de la ciudadanía, sino que también revelan la incapacidad de las autoridades para actuar de manera oportuna y efectiva.