Guerra Cultural en el Super Bowl: La Elección de Bad Bunny Desata la Ira de la Derecha de Trump

La designación de Bad Bunny (Benito Antonio Ocasio Martínez) como artista principal del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX el 8 de febrero de 2026 en Santa Clara, California, ha desatado una ola de reacciones en Estados Unidos, trascendiendo el ámbito deportivo y cultural para convertirse en un nuevo foco de tensión política, especialmente dentro del movimiento MAGA (Make America Great Again) del presidente Donald Trump.

La Reacción de Trump y la Crítica «Ridícula»

En su primera declaración pública sobre el tema, el presidente Donald Trump criticó duramente la elección de la NFL. Durante una entrevista en la cadena conservadora Newsmax, Trump afirmó no conocer al artista puertorriqueño.

«Nunca he oído hablar de él… No sé quién es, no sé por qué lo hacen. Es una locura. Me parece absolutamente ridículo», sentenció Trump. Esta postura se alinea con la retórica de indignación constante que, según observadores, caracteriza al movimiento MAGA. De hecho, al expresar su desacuerdo con la elección, el mandatario también aprovechó para criticar una nueva regla en el juego de fútbol americano, añadiendo su habitual estilo divagatorio a la controversia.

Amenaza de ICE y el Mensaje a MAGA

La controversia se intensificó con las declaraciones de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. A través de un pódcast conservador, Noem lanzó una advertencia dirigida tanto a Bad Bunny como a la NFL. Subrayando la responsabilidad de su departamento en la seguridad, aseguró que los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) «estarán por todas partes» en el Super Bowl.

Noem fue más allá, afirmando: «Haremos cumplir la ley, pienso que nadie que no sea un estadounidense cumplidor de la ley y que ame su país debe asistir al Super Bowl».

El mensaje de Bad Bunny, que ha sido un crítico abierto de las políticas de Trump y defensor de los inmigrantes (llegando a evitar giras en EE. UU. continental por temor a redadas de ICE que afectaran a sus seguidores), choca directamente con la agenda MAGA. La congresista republicana Marjorie Taylor Greene, por ejemplo, ha calificado la presentación de «demoníaca» y la ha usado como argumento para impulsar su proyecto de ley que busca declarar el inglés como idioma oficial de Estados Unidos.

Bad Bunny como Eje de la Disputa Política

La elección de Bad Bunny plantea un dilema para el movimiento Trump. Por un lado, el artista es el combustible ideal para la narrativa de victimización y guerra cultural que alimenta al trumpismo: un músico que canta principalmente en español, con posturas progresistas y que ha criticado a figuras conservadoras. Bad Bunny, incluso, ha respondido a sus detractores celebrando su nombramiento como una «victoria para todos los latinos» y un hito para su cultura.

Sin embargo, el artista representa al mismo tiempo al poderoso electorado hispano, un segmento de votantes crucial para los futuros comicios, al cual Trump ha intentado atraer.

Recientemente, el presidente Trump mostró su preocupación por el voto hispano al pedir públicamente que Google restableciera a Univisión en su servicio de YouTube, argumentando que su ausencia era «MUY MALA para los republicanos en las próximas elecciones intermedias».

El factor clave dentro de este electorado es el voto puertorriqueño. Dado que los nacidos en Puerto Rico son ciudadanos estadounidenses por nacimiento, su traslado al territorio continental les permite votar en elecciones presidenciales. Con un éxodo creciente, el número de puertorriqueños en el continente es casi el doble de los que viven en la isla, haciendo de este grupo un bloque de votación cada vez más decisivo.

La NFL, al escoger al artista de reguetón más influyente del mundo para su evento de máxima audiencia, ha lanzado un desafío cultural y político que convierte el espectáculo del Super Bowl 2026 en algo más que un evento deportivo: en un campo de batalla simbólico en el pulso por el futuro político y demográfico de Estados Unidos.